En Yeste hay luna llena.
Ana se acaba de dormir sobre mí en la hamaca del patio,
seguramente aún le estará dando vueltas
a lo que le conté de Caperucita
o de las brujas buena y mala,
quien sabe si a la historia del sapo que vimos en el río.
Ella cree que yo soy Dios y
yo pienso que Ana lo es
pero no puedo convencerla.
2 comentarios:
Te estás poniendo muy blando.
Los estereotipos nos marcan,
y pensamos que lo que dicen los demás somos,
después de estar solos,
nos damos cuenta que en verdad seremos lo que deseemos
y no lo que nos digan las voces
que a veces escuchamos.
Ana crece,
se hace mayor
y su padre la mece
con alegría y locura
en la estrellada habitación.
Ana sabe y pregunta,
Ful responde con humor,
cuenta sus saberes y proezas
y Ana observa y piensa,
sí, seguro, este es Dios.
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