Los Viajes de Aventura

(Algunas expresiones que uso son transcripciones fonéticas del habla que se oye por Murcia, permitidme la incorreción lingüística)
Desde que te aseguran que no te va a pasar nada y te pagan el autobús de regreso a la puerta del Corte Inglés los viajes de aventura están perdiendo todo su misticismo. Yo echo de menos cuando venían y te contaban: "oye tío, ¿sabes que estuve en Antananarivo y un cocodrilo mató a dos de los nuestros?" "Joder no me digas" y por dentro piensas, coño qué sunnormales, si se hubieran ido a Mojácar …, pero claro tienes allí a tu colega tan vestido con botas de montaña de tejido sintético y coraza térmica afligido y oye pues nada, que lo único que quieres es que se vaya por el calorazo que te da verlo así en la Plaza del Romea en junio. La tele hace mucho y siempre hay quien prefiere la libertad de las rutas 4x4 al desplazamiento en utilitario, lo chocante es que los senderos out road a descubrir no están ahora en Burkina Faso o Nueva Caledonia sino en La Rogativa o en la Rambla del Moro y aunque Grúas “El Curruco” llegue a todos los lugares es vital llevar 3 ruedas más en la baca y 4 depósitos extras de combustible, víveres para la Operación Retorno y el GPS bien calibrado para que te suelte de vez en cuando: “Picha, estamos en un atasco, echa por Sucina”, bueno, más o menos porque el aparato viene en alemán. Independientemente de los medios existen otros detalles que no deben faltar y así, vayas donde vayas siempre tienes que echarte Nescafé si no te pierdes lo más bucólico, cuando ella se levanta de su colchón inflable del Eroski y va a lavarse a los tigres del camping con las primeras luces del alba y allí estás tú calentando esas tazas para los dos y ella vuelve y se te se te acurruca entre tus ropas y empieza a rozarte con las chanclas de dedo empapaditas de orines que antes o después terminan pisándote tu chándal dejándote pegada la colilla que llevaba enganchada en la suela (alguien tendría que meterle mano a los servicios de los camping). (Continuará)