jueves, 8 de marzo de 2007

ISBN: 978-1-84753-270-1


Este libro no era lo que esperaban, lo sé, quién lo leyó para reírse no pasó el rato más divertido de su vida, quién se hizo con él para indignarse terminó sacando una sonrisa.

Los pesimistas con buen humor somos una especie rara, la gente nos imagina llenos de ojeras y con medio cuerpo fuera de la barandilla. Un pesimista es un optimista bien informado, un optimista podría ser lo contrario, al menos eso es lo que se comenta en las cafeterías.

Yo soy un pesimista vocacional, me gusta, lo llevo con dignidad. Se nos vende que tenemos que ser optimistas, felices, guapos y delgados. Nos pasamos la vida privándonos para lucir una talla 40 y cuando por fin lo conseguimos nos damos cuenta de que en las boutiques no venden cinturones con suficientes agujeros y terminamos enseñando el culo, como cuando éramos gordos.

Nos confunden. Los psiquiatras desconfían de nuestro humor y piensan: pesimista + risa = pastillas, pero no, el humor negro es la pura normalidad, lo demás es artificio, una película de Walt Disney en donde los animales hablan, y la gente termina creyéndoselo.

Reivindico el pesimismo, eso sí, con humor. Lo mejor y lo peor de la vida se dan al mismo tiempo, se lo dije hace tiempo a una compañera: la esperanza sólo vale para estar alegre, la desesperanza para todo lo demás. Los pesimistas vivimos la vida con plenitud. Un optimista es aquella persona que sale de su casa con la sonrisa puesta hasta que lo atropella la moto del telepizza en un paso de cebra. Nosotros vivimos más tiempo, y mientras lo hacemos andamos por la calle mirando para atrás, con la mano en el bolsillo de la cartera. Exploramos cada rincón de nuestra existencia sólo por ver desde qué balcón nos caerá la maceta.

Dicen que un optimista ve la película de su vida cuando se le echa encima la muerte. A nosotros, los pesimistas con buen humor, nos divierte más que al morir nos pasen sólo las tomas falsas.

3 comentarios:

Meteorismo galáctico dijo...

Tiene que molar eso de haber publicado un libro. A ver si hay suerte y se convierte en “best seller” aunque, como eres un pesimista, supongo que no te asustará el fracaso.

Lo bueno del pesimismo es que, como uno ya cuenta con la posibilidad de que todo salga mal, cuando las cosas salen bien, te llevas unas alegrías muy interesantes.

No se me ocurre ninguna sandez con que deleitar a los lectores, así que me despido cordialmente deseándote grandes éxitos literarios de aquí en adelante.

P.D.- Espero que hayas hecho publicidad de tu libro en el blog de Pepiño, esa es una gran plataforma para darse a conocer. Además, como por allí parecen todos excesivamente optimistas (ZP es el mejor y ellos lo saben), no les vendría mal un baño de pesimismo para variar.

Carlos García R. dijo...

Hola Fulgencio,
Lo primero: enhorabuena por la publicación de tu libro y ojalá tenga mucho éxito. Y que la cosa no se quede ahí.
Lo segundo: Miles de disculpas. Hiciste una visita a mi ya catatónico blog "Políticamente Incorrecto", y es ahora cuando te correspondo. Soy un impresentable, lo sé.
Tercero: A consecuencia de todo esto, me he tomado la libertad de poner un vínculo a tu blog en el mio "La Neurona Herrante".

Saludos.

El Cerrajero dijo...

Lo compraré, lo leeré y sólo entonces opinaré ^_^

Mientras tanto:

- Optimista: nos vamos a comer una mie*da

- Pesimista: no creo que haya para todos

Un saludo.