viernes, 3 de febrero de 2006

La ley electoral


Uno de los males de nuestra democracia es la ingobernabilidad de una ley electoral hecha en la Transición para incorporar a los nacionalismos periféricos de entonces al compromiso político general. Para ello se buscó un sistema electoral que beneficiara al voto localizado territorialmente. La consecuencia ya se ha visto, después de varias legislaturas o se gobierna con mayoría absoluta o se hace cediendo al chantaje del escaño útil de grupos marginales con ideologías no focalizadas en el interés común. En ambos casos no se gobierna para todos (porque aquí no cabe en la cabeza la Großen Koalition o gran coalición alemana actual y nos falta un poco para la madurez política que los años han dado a ese país). Algunos me tacharán de excluyente pero lo explico, la circunscripción electoral debería de ser única, así, todos los escaños serían proporcionales a los votantes, si se votara para el parlamento nacional pues: 350 escaños a dividir entre el censo nacional, y de igual manera para las elecciones a parlamentos regionales o locales. ¿Todo esto para qué? Pues para algo tan revolucionario hoy, tiene gracia, como que un hombre es igual a un voto, y no a voto y pico o voto menos algo dependiendo de dónde vote y a quién vote.

1 comentario:

Anónimo dijo...

YO APUESTO MAS POR LA ALTERNANCIA POLITICA OBLIGATORIA : UNA O DOS LEGISLATURAS DE CUATRO AÑOS Y DESPUES QUE PASE EL SIGUIENTE. CREO QUE ASI NO HABRIA APOLTRONAMIENTO NI POLITICAS SACA-VOTOS Y SI MAS AFAN DE SUPERACION.POR EJEMPLO QUE SE PREMIARA CON UNA TERCERA LEGISLATURA AL QUE SUPERARA UNOS DETERMINADOS BAREMOS O STANDARS.