Ahora lo progre no es saber inglés sino desconocer el español, de seguir así las cosas pronto se pondrán de moda las academias para ayudarnos a olvidar nuestro idioma materno con eslóganes como: “¿Habla correctamente el castellano? Pues nosotros le ayudamos a olvidarlo”, “HOME ESPANGLISH, deje de hablar bien sin esfuerzo. Profesores progres nativos de Idiocia”. Para ser progre es necesario cumplir con unos requisitos mínimos: estar al tanto de la obra de un pintamonas, comprender el castrismo, viajar en bicicleta vieja, atacar sólo a las religiones occidentales, defender a la mujer musulmana, echarse fotos con un poncho en Quito y, faltaría más, cargarle al idioma el sambenito de sexista.
El lenguaje, como cualquier otro código de comunicación, debe ser entendido inequívocamente por la comunidad que lo usa, pero sobre todo tiene que ser ECONÓMICO, lo útil es expresarse con la mínima cantidad de palabras y de éstas preferir las cortas sobre la largas. Así tuvo que ser cuando se estableció la utilidad del EPICENO, o nombre común perteneciente a la clase de los animados que, con un solo género gramatical, puede designar seres de uno y otro sexo. Si yo antes podía decir: “Los niños participarán en un desfile de Moros y Cristianos, de gran tradición entre los murcianos, según lo programado por la asociación de padres de alumnos” y la comprensión era óptima ahora para no herir la sensibilidad de los progres ignorantes que confunden el sexo con el género y no ser tildado de opresor ibérico he de decir, (a ver si me sale): “Los niños y niñas participarán en un desfile de Moros más Moras y Cristianos con Cristianas, de gran tradición entre los murcianos y murcianas, según lo programado por la asociación de padres y madres de alumnos y alumnas”. Se empieza con idioteces así y se termina acuñando frases como “Las personas y personos víctimas o víctimos de mordeduras de ratas y ratos o ratas macho organizan un pase de modelos y modelas con abrigos de piel de pantera y pantera macho o pantero”. También los periódicos de 1969 deberían haber rotulado sus encabezamientos con: “El Hombre y la Mujer han pisado la Luna” ¿Da risa?, -Sí. ¿Vergüenza ajena? –También.
Hay personas que se ofenden por estas manifestaciones, a su juicio sexistas, cuando si por algo deben estar preocupadas es por su ínfimo nivel cultural.
El Gobierno aprobó hace algún tiempo la “Ley contra la violencia de género” y yo me quedé estupefacto, pensé que el Presidente se interesaba por las disputas que una mesa podía tener contra un pupitre, o una botella contra un bote que en tanto que cosas poseían género. Me explicaron que era una mala traducción de la palabra inglesa “gender” que como es sabido se refiere al sexo de las personas ya que el inglés no atribuye ningún género a las cosas. Sin menospreciar el problema de la violencia familiar quizás hay quien se pregunta si antes no hubiera sido necesario promulgar una “Ley contra la violencia de léxico”.
El lenguaje, como cualquier otro código de comunicación, debe ser entendido inequívocamente por la comunidad que lo usa, pero sobre todo tiene que ser ECONÓMICO, lo útil es expresarse con la mínima cantidad de palabras y de éstas preferir las cortas sobre la largas. Así tuvo que ser cuando se estableció la utilidad del EPICENO, o nombre común perteneciente a la clase de los animados que, con un solo género gramatical, puede designar seres de uno y otro sexo. Si yo antes podía decir: “Los niños participarán en un desfile de Moros y Cristianos, de gran tradición entre los murcianos, según lo programado por la asociación de padres de alumnos” y la comprensión era óptima ahora para no herir la sensibilidad de los progres ignorantes que confunden el sexo con el género y no ser tildado de opresor ibérico he de decir, (a ver si me sale): “Los niños y niñas participarán en un desfile de Moros más Moras y Cristianos con Cristianas, de gran tradición entre los murcianos y murcianas, según lo programado por la asociación de padres y madres de alumnos y alumnas”. Se empieza con idioteces así y se termina acuñando frases como “Las personas y personos víctimas o víctimos de mordeduras de ratas y ratos o ratas macho organizan un pase de modelos y modelas con abrigos de piel de pantera y pantera macho o pantero”. También los periódicos de 1969 deberían haber rotulado sus encabezamientos con: “El Hombre y la Mujer han pisado la Luna” ¿Da risa?, -Sí. ¿Vergüenza ajena? –También.
Hay personas que se ofenden por estas manifestaciones, a su juicio sexistas, cuando si por algo deben estar preocupadas es por su ínfimo nivel cultural.
El Gobierno aprobó hace algún tiempo la “Ley contra la violencia de género” y yo me quedé estupefacto, pensé que el Presidente se interesaba por las disputas que una mesa podía tener contra un pupitre, o una botella contra un bote que en tanto que cosas poseían género. Me explicaron que era una mala traducción de la palabra inglesa “gender” que como es sabido se refiere al sexo de las personas ya que el inglés no atribuye ningún género a las cosas. Sin menospreciar el problema de la violencia familiar quizás hay quien se pregunta si antes no hubiera sido necesario promulgar una “Ley contra la violencia de léxico”.
(I apologize not to translate this post since only it is interesting, in the case that it is, for the Spanish speakers for being a reflection about the use of one aspect in the Spanish language).